En los últimos meses, más de 1.000 líderes empresariales participaron en el Bootcamp de IA para la Productividad Empresarial, un espacio organizado en alianza con Comfama, y diseñado para conectar, experimentar y comprender a profundidad cómo la inteligencia artificial está transformando la forma de liderar. Este encuentro no solo permitió acercar a las organizaciones a las nuevas tecnologías, sino que abrió conversaciones estratégicas sobre: cómo la innovación trae consigo la promesa de crecimiento y el riesgo de perder el rumbo.
Por un lado, las oportunidades son gigantescas: robots capaces de competir en un partido de fútbol, algoritmos que organizan cadenas de suministro de medicamentos, agentes que automatizan la limpieza o incluso sistemas que asisten a médicos en diagnósticos complejos. En la empresa, esto significa procesos más ágiles, decisiones más rápidas y la posibilidad de escalar en tiempos que antes parecían imposibles. También significa que cada colaborador podrá convertirse en un jefe de agentes, responsable de diseñar, entrenar y dirigir estas herramientas inteligentes.

Pero no podemos ignorar los riesgos. La privacidad y seguridad de los datos es uno de los más urgentes: hoy, en muchas organizaciones, ya existe una “IA en la sombra”, usada sin protocolos ni control. A esto se suman los altos costos de entrenamiento de modelos, la dependencia tecnológica y la tentación de delegar en exceso a sistemas que aún están en desarrollo.
Aquí es donde aparece el verdadero desafío del liderazgo: usar IA sin estrategia puede ser tan peligroso como no usarla en absoluto. Los líderes deben ser capaces de establecer lineamientos éticos, definir políticas claras y acompañar a sus equipos en un proceso de adaptación que es, sobre todo, cultural.
La empleabilidad
Las empresas demandarán profesionales capaces de:
- Diseñar y entrenar agentes de IA.
- Crear asistentes virtuales propios para cada necesidad.
- Construir flujos de trabajo automatizados.
- Dominar el arte del prompting.
- Comprender fundamentos de IA para la toma de decisiones estratégicas.
Pero ninguna de estas habilidades sustituye lo que nos hace humanos. El pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de liderazgo serán más valiosos que nunca para guiar a estos agentes y darles un propósito alineado con los valores de la organización.
La educación es el puente que permitirá recorrer este camino. Espacios como el bootcamp de IA demostraron que aprender ya no puede ser solo acumular teoría, sino crear, experimentar y aplicar soluciones a retos reales. Los líderes que participaron no se quedaron con tendencias abstractas: construyeron prototipos funcionales para transformar procesos en sus propias empresas.
En conclusión, la era de los agentes inteligentes ya comenzó, y las empresas que esperen demasiado estarán un paso atrás. La pregunta no es si debemos usar IA, sino cómo la usaremos con responsabilidad, estrategia y propósito. Porque el futuro del talento no será una lucha entre lo humano y lo digital, sino una alianza: humanos y agentes trabajando en conjunto para abrir nuevas posibilidades de innovación, competitividad y sostenibilidad.





